Si hoy te preguntara cuáles son los tres (3) o los cinco (5) valores personales esenciales de tu vida, podrías decirme con absoluta certeza ¿cuáles son los que te dan identidad? ¿Los que orientan tu vida? ¿Los que conoces y vives en total coherencia? De verdad, ¿los conoces? Sé sincero/a. No cuento con las estadísticas que me ayuden a documentar esta afirmación que me voy a tomar la libertad de plantear, pero me atrevo a decir que son pocas las personas que de verdad conocen sus valores esenciales que guían sus vidas. Por que así son de importantes: guían nuestra vida.
Hace un tiempo, tal vez en mi época de estudiante de Coaching, me preguntaron cuáles eran mis valores personales principales. En ese momento no supe qué decir. Creo que nunca me la habían hecho y mucho menos, hacérmela. Por decir algo, respondí que la honestidad, las responsabilidad y la organización…dándomelas de viva. Lejos estaba yo de conocerlos! Esos pocos que enuncié, eran los que por norma general decía. No porque no fueran correctos, sino porque eran los más fáciles de contestar.
Si hoy te preguntara cuáles son los tres (3) o los cinco (5) valores personales esenciales de tu vida, podrías decirme con absoluta certeza ¿cuáles son los que te dan identidad? ¿Los que orientan tu vida? ¿Los que conoces y vives en total coherencia? De verdad, ¿los conoces? Sé sincero/a. No cuento con las estadísticas que me ayuden a documentar esta afirmación que me voy a tomar la libertad de plantear, pero me atrevo a decir que son pocas las personas que de verdad conocen sus valores esenciales que guían sus vidas. Por que así son de importantes: guían nuestra vida.
Hablamos de valores personales cuando nos referimos a aquellas normas que nos dan dirección, que son imprescindibles para vivir una vida en coherencia, los que nos mueve a hacer lo que hacemos. Bien lo expresa Assegid Habtewold: “Tus valores definen quién eres realmente. Tu identidad real es la suma total de tus valores”.
Identificar nuestros valores no es como escoger nombres de una lista. Esa es una forma simple de hacerlo y de poco impacto. Porque los valores se viven, no se escogen. Los valores que me determinan a mi no tienen nada que ver con los que acompañan y definen a otras personas. Son expresados en palabras que tienen sentido para mi, que llamamos de la manera que más nos resuena y que tienen un significado excepcional para cada uno. Estos son los libremente asumidos.
Esto me hace acordar de una de mis clientes que en una sesión de Coaching, terminó definiendo su valor principal como la “berraquera”. No solo encontró la palabra que más sentido le daba, sino que supo describir qué significaba vivir su vida desde ese valor como principio rector. Una cara de satisfacción apareció en su rostro que fue incluso contagiosa. Ese valor, me explicaba, hablaba de una mujer valiente, aguerrida, visionaria, solidaria y amorosa. Y todo eso era o es ella.
¿Podemos vivir sin conocer nuestros valores? Diría que si, pero eso sería como perder el sentido de la vida. Qué pasa cuando un padre de familia dice que para él o para ella la familia es su principal valor, pero cuando llega a la casa trae trabajo de la oficina, no les presta atención, no comparte con ellos…deshonra un principio vital y lo lleva a vivir una gran insatisfacción personal, aunque de momento no logre encontrar la razón que lo tiene en tal situación.
Los valores son el motor de nuestras vidas. Todas nuestras creencias, actitudes y conductas se basan en ellos. Para aquellos seres humanos que están en la búsqueda de su bienestar, lo mejor es alinear conductas y valores para vivir en congruencia y en total satisfacción.
Si los valores nos sirven como guía para tomar nuestras propias decisiones, si nos ayudan a comprendernos mejor, si contribuyen a mejor abrazar nuestras relaciones con los demás, si nos sirven para entender lo que es prioritario e importante para nosotros, entonces, sería importante que te respondieras estas preguntas:
¿Sabes cuáles son tus valores?
¿Qué tanto los honras?
Si tu respuesta es afirmativa, de verdad, me alegro. Si no, que podría ser el caso de muchos de nosotros, te animo a descubrir tus valores y a vivir de acuerdo a ellos. Un proceso de Coaching te lo facilita dado que definirlos es punto de partida para el proceso, así como las bases en un edificio; porque si quieres trazar un futuro digno, en la base de nuestras vidas están los valores que la sustentan. Es eso o alguien vendrá a imponerte los suyos. De ti depende.