Soy modelo 55, sexalescente y protagonista de mi propia existencia

Los Sexalescentes somos los nuevos protagonistas. Una oda a esta nueva etapa de la vida que hoy se vive desde un lugar muy distinto a lo que en otros tiempos se tenía como razón de ser de los sexagenarios.Así lo ratifica un artículo que llegó a mis manos, de autor desconocido, titulado La Sexalescencia. Nada me ha cautivado más que lo que allí se dice con relación a las personas que ya entramos al “sexto o séptimo piso”. A nuestra nueva adolescencia. Es como una oda a esta nueva etapa de la vida que hoy se vive desde un lugar muy distinto a lo que en otros tiempos se tenía como razón de ser de los sexagenarios.
Culturalmente, se tenía la idea de que quienes iban entrando a una edad mayor entraban a la “decrepitud” como dice Jane Fonda en su charla TED “El tercer acto de la vida “ (https://www.ted.com/talks/jane_fonda_life_s_third_act?language=es#t-3104).
Hoy nos encontramos con un grupo de hombres y mujeres que llegan a ser esos jóvenes de espíritu, no sin antes haber vivido, con valentía, cambios y transformaciones significativas que los han llevado a ser los grandes protagonistas de sus vidas. Se aceptan imperfectos, vulnerables, pero más confiados y más sabios. Aprenden a decir si, cuando así lo sienten y quieren y a decir no, cuando de priorizar sus deseos se trata. No se entregan a todo por miedo a no ser amados o alejados. Simplemente se aceptan como son, cuidándose y cuidando. A dar pero también a recibir. A darse el permiso de aprender, de cambiar, de transformarse si así lo amerita su suerte.
En esta nueva adolescencia, como la llaman en estos tiempos, los 60+ son personas activas, que continúan desarrollándose. Que se permiten decir un “no se” sin vergüenza, que buscan ponerse a la altura de los grandes avances tecnológicos de hoy. Si de retos se trata, este es el chip que tiene esta generación instalado, el del desafío. Se le miden a todo. Hasta vivir el ocio y la diversión de la manera que antes no se habían permitido vivir. Porque si antes estaban dedicados a trabajar y a sus responsabilidades, hoy entienden que el mundo también les pertenece. Hacen lo que quieren sin temor al qué dirán.
Se preguntarán si esto es así para todos los que llegan a esta época de la vida. Muy seguramente unos cuantos no tendrán este privilegio, pero como dice Jane Fonda, “dos tercios de nuestro éxito en el tercer acto depende de nosotros mismos”. Es importante prepararse para poder hacer de estos años un tiempo amable y por qué no, feliz.
Ejemplos tenemos muchos de mujeres, particularmente, que hoy a sus 60, 70 o incluso 80 años son tendencia y símbolo de vida activa: Jane Fonda (82), Sofía Loren (85), Isabella Rosellini (75), María Cecilia Botero (65), Judy Herniquez (76), o como Concha García que a sus 87 años tiene más de 100.000 seguidores en Instagram con sus pinturas. Todas ellas valientes, inteligentes y divertidas. Ejemplo a seguir.
Para algunos seremos unos seres invisibles. Si, es cierto, nos ignoran. Pero ya hemos vivido tanto que estamos en otro lugar como para quedarnos sintonizados con esa manera de apreciarnos o no apreciarnos. ¡Más bien vivamos y punto!
Acá mi inspiración, el artículo que supo acercarme a este tema:
LA SEXALESCENCIA
“Está circulando por las redes sociales un artículo de autor desconocido, en el cual surge un nuevo término, la sexalescencia, para identificar a un grupo de adultos de 60 o más años. Describe hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, modernos, progresistas, con ganas de disfrutar de la vida, aprender, colaborar con la sociedad, viajar, conocer gente nueva, y ser dueños de su destino, renunciando a la ubicación como personas de la tercera edad.
Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “sexagenario”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición, en su momento, de la “adolescencia”, que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del Siglo XX. Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta o setenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura le dio durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganan la vida con eso.
Debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía.
La mujer sexalescente pudo sobrevivir al deseo del poder que le dio el feminismo de los 60 y pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio “yo”. Este tipo de mujeres nacidas en los 50s. No son ni por equivocación las clásicas “suegras” que quieren que los hijos les estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos. Su camino no ha sido fácil.
Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “sesenta o setenta”, hombres y mujeres, manejan la compu como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos. Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se preocupan por cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, cultivan su propio estilo… Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, ni ellas sueñan con tener la figura de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia. Hoy la gente de 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias y ellos lo saben. La gente de 60 y 70 de hoy celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás”. Texto de autor desconocido.
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