Me duele el dolor de las mujeres
Y no solo de las afganas, ahora que los talibanes se tomaron el poder en Afganistán con todo lo que eso significa en el marco de los derechos de la mujer bajo ese régimen. Es también el dolor de todo lo que le pasa a las mujeres alrededor del mundo y en Colombia, donde el feminicidio impera y la justicia flaquea.
Afganistán, un país asiático, predominantemente musulmán, cuenta con aproximadamente 32 millones de habitantes, de los cuales un poco más 18 millones son mujeres (2019). ¿Ante los acontecimientos actuales qué significa eso? Que casi la mitad de su población, bajo este nuevo régimen, volverá a sufrir los abusos de los extremistas talibanes contra la mujer.
La invisibilidad de la mujer
(Talibán borrando las mujeres del aviso)
Bajo el poder del Emirato Islámico, en el poder hasta el 2001, el mundo fue testigo de la violencia y el maltrato contra la mujer a quienes les impusieron el uso del burka, que las obligaba a cubrirse de pies a cabeza, porque se consideraba el rostro de la mujer como fuente de corrupción, particularmente, para los hombres que no tenían relación alguna con ellas. No se les permitía trabajar, ni recibir educación después de los ocho años y solo hasta ese momento, se les permitía estudiar el Corán. De continuar con sus estudios, lo tenían que hacer de manera secreta corriendo el riesgo de ser descubiertas y ejecutadas. De salir a la calle, solo lo podían hacer acompañadas por un hombre con el que la unía alguna relación familiar, ni podían ser tratadas por un médico varón, so pena de ser flageladas públicamente y ejecutadas por violar las leyes talibanes. En muchos casos fueron forzadas a casarse a muy temprana edad. No podían usar zapatos de tacón alto para que sus pasos no fueran escuchados por los hombres y así no se excitaran. No podían aparecer en fotos, films, la radio o la televisión, ni asomarse a las ventanas de sus casas, y mucho menos usar maquillaje o esmalte de uñas, entre muchas más restricciones. Es decir, el aislamiento y la invisibilidad total de la mujer lo que condujo a graves casos de depresión y deterioro de su salud física.
Son muchos, muchísimos, los testimonios de castigos contra la mujer por el incumplimiento de algunos de estos decretos que iban desde cortarle la punta del pulgar por usar esmalte de uñas, a ser torturadas o apedreadas públicamente, antes de ser ejecutadas; o a cortarles las orejas y la nariz por huir de esa violencia.
Y todo por la forma de interpretar la Ley Sharia, que define un código de conducta, una forma de comportarse en la vida, que imponen los talibanes. ¡Una interpretación! Por supuesto, no es solo una, sino que hay tantas interpretaciones como líderes talibanes existan, con un elemento común a todas ellas: la restricción de toda libertad a ejercer los derechos de la mujer, en especial, sus derechos sociales y económicos.
Un nuevo régimen
BBC News Mundo
A partir de 2001 y bajo la denominada República Islámica de Afganistán, una nueva forma de gobierno “más democrático” se estableció en el país, lo que por 20 años se le permitió a la mujer recuperar algunos espacios del acontecer nacional: trabajar, estudiar, aparecer en público, aunque fuese a partir de un constante batallar con una cultura histórica y arraigada en la mente de la sociedad. Es que el peso de la tradición ha sido muy fuerte. Pero en ese camino de apertura se produce la retoma del poder por parte de los Talibanes y con ello, el miedo y la desesperanza para la mujeres afganas de ser nuevamente “borradas” de la vida del país.
Y las mujeres tendrán derechos…
BBC World New, 2021
Hasta el momento que escribo estas palabras, los talibanes insisten en que las mujeres tendrán derechos en el marco de la ley islámica Pero… ¿eso qué quiere decir? Ante todo incertidumbre, y peor aún, miedo. Como bien lo dice una estudiante entrevistada por la BBC de Londres: “Todas estamos asustadas hasta los huesos”. “Todo lo que soñé, todo por lo que trabajé, mi dignidad, mi orgullo, incluso mi existencia como mujer, mi vida, todo está en peligro”. “La muerte es mejor que ser tomada por ellos”. (BBC News Mundo, agosto 23, 2021)
Hoy el mundo se une y se compadece de la mujer afgana. Y no es para menos, ante lo que les espera. Los hechos históricos no les permite tener confianza como para creer que bajo este nuevo contexto vaya a ser diferente.
Si por allá llueve…
Triste admitir que esta realidad no nos es ajena, no ya por la interpretación que se le de a una ley islámica, sino ante una cultura machista que patrocina el derecho del hombre sobre la mujer. El feminicidio, que no es otra cosa más que el crimen contra la mujer por su condición femenina, le ha robado la dignidad y la vida a muchas mujeres y niñas. Para el caso colombiano y, según la Fiscalía General de la Nación, se presentaron 37 feminicidios en el país en los dos primeros meses del 2021, que muestra un incremento del 8.8% frente al mismo período del año anterior. Recibió 14.711 denuncias por violencia intrafamiliar, mientras que de violencia sexual se han registrado 3.877 casos. Y aunque fue tipificado como un delito autónomo en el 2015, su aplicación deja mucho que desear. El desconocimiento de la ley, el temor a las represalias y la indiferencia de quienes reciben la denuncia son algunos de los obstáculos con los que se encuentran las mujeres para denunciar a sus abusadores. Es una sociedad que las revictimiza y las hacer sentir culpables de lo que les pasó, y en algunos casos, si denuncian, privilegian la declaración del hombre agresor sobre la mujer agredida. ¿Habíase visto tal inequidad?
Es un panorama muy doloroso. ¿Cómo se puede explicar tal brutalidad? ¿Cómo garantizarle los derechos a los que tiene cualquier mujer cuando no encuentra apoyo ni protección en las instituciones? ¿Qué decirle a una niña o a un niño que ha sido testigo de la violencia contra su madre o su hermana? ¿Cómo es que por el solo hecho de ser mujer sea ultrajada y martirizada hasta la muerte y agredida no solo físicamente, sino psicológicamente? ¿A cuántas más mujeres estamos condenando hoy a sufrir los rigores de una sociedad machista, cruel y violenta?
La mujer no es objeto ni posesión de nadie. Sin embargo, la repugnante violencia continua arrebatándole la vida a todas esas mujeres y niñas desprotegidas que no encuentran apoyo ni acompañamiento ante las desgarradoras situaciones a las que se ven enfrentadas.
Por suerte no tenemos leyes que nos invisibilicen y anulen nuestro propio ser. Algunos peldaños hemos podido escalar para darle un lugar digno a muchas mujeres sin que ello entrañe riesgo alguno.
Basta ya!
www.Basta De Tanta Violencia DILE NO
Pero el mundo sigue teniendo una deuda con la mujer. Es importante fomentar una educación con valores, tan perdidos en nuestro entorno. Una educación que estimule el respeto por el otro, para hombres y mujeres por igual. Establecer medidas preventivas desde muy temprana edad. Promover el cumplimiento de las leyes a todo nivel y hacerlas conocer para que las mujeres sientan el apoyo de las instituciones llamadas a protegerlas. Ya bastante valor deben sacar de sus entrañas para reportar los hechos. Y los más fundamental, TODOS debemos unirnos para contribuir con una transformación cultural que castigue cualquier evidencia de violencia contra la mujer.