TATIANA SOTOMONTE NIÑO
Mi nombre es Tatiana Sotomonte Niño y tengo 28 años. Estudié Relaciones Internacionales en la Universidad del Rosario.
A lo largo de mi vida son muchos los miedos e inseguridades que me han asaltado y que de una u otra manera no me dejaban salir adelante ni progresar. La baja autoestima y el negativismo se reflejaban en cada una de mis acciones no tanto con los demás, sino conmigo misma.
He pasado por muchos consultorios psicológicos y aunque cada uno de ellos trajo consigo revelaciones, desahogo, siempre hubo un patrón: retomar el pasado para entender el presente. Pero fue hasta cuando inicié mis sesiones de coaching con ISA que entendí que el pasado me formó, aprendí, me caí… pero el reto ahora era enderezar mi presente, disfrutarlo para forjarme un futuro mejor.
El coaching llegó a mi vida ya hace un año y lo mas bonito es que mi coach es un ser humano excepcional al que admiro y respeto profundamente. En cada una de las sesiones descargaba tristezas, nudos, apegos, inseguridades, temores injustificados y con pequeñas tareas semanales se empezaron a dar grandes cambios en mi vida.
Hoy, a un año de haber tenido mi primera sesión de coaching, siento que he progresado inmensamente, aun me falta pero ahora tengo mas herramientas para luchar. Alguna vez mi coach me preguntó que figura me simbolizaba y yo cerré los ojos y me imaginé a un guerrero de tira cómica japonesa que veía de pequeña y es el mismo que llega a mi cabeza escribiendo estas líneas. Ese guerrero representa el innegable apego que tenemos todos a nuestra infancia y la fortaleza que debo tener para enfrentar los retos de la vida.
Coaching no es solo para mejorar la vida laboral de los grandes empresarios; es una ayuda contemporánea para aprender a amarnos y a creer en nuestros valores, capacidades y habilidades. Esto sin olvidar que debemos reconocernos como seres que se equivocan, que tropiezan, que lloran, en una palabra: seres humanos. Esta última fue una de las lecciones que más me costó aprender: deje de autoflagelarme para empezar a autoevaluarme…a veces somos nosotros mismos nuestros peores enemigos…
Para finalizar, quiero aprovechar para expresar que tengo a la coach mas dulce y comprensiva de todas, de quien he aprendido tantas lecciones de vida que se ha vuelto imprescindible para mí. Sé que aunque el camino a veces nos ha llevado por caminos diferentes, sus enseñanzas y palabras me acompañaran a donde vaya. Son tantas cosas que faltan por decir, pero en estas palabras quería expresar mi eterna gratitud y lo afortunada que me siento de tener la compañía y guía de mi coach…